La obra de Françoise Vanneraud se asienta en el viaje del espectador, físico y mental, pero sobre todo incierto, inaccesible, de esos que se conjugan entre lo real y el imaginario, entre el silencio y la palabra. Como espectadores nos vemos atrapados, atraídos por el abismo de un paisaje fracturado que proyecta esas fisuras en nuestra percepción. La realidad se nos muestra directa, aun cuando permanece encriptada, porque se trata, antes de nada, de un itinerario emocional, que se experimenta desde dentro, desde lo recuerdo, en una especie de proceso de interiorización, que nos facilita el mapa aunque paradójicamente sea para perderse.
Esta exposición cuenta con el apoyo de la Diputación de A Coruña y la colaboración de la Galería Ponce + Robles (Madrid)