La exposición Estructura de un zumbido de Alberto Ovejero está marcada por un fuerte carácter autobiográfico, apoyándose en diferentes formatos como ilustraciones, pinturas, collages y piezas audiovisuales, con una amplia diversidad de técnicas que van desde el óleo, pasando por el acrílico hasta el grafito, teniendo el dibujo como principal herramienta y canal de expresión para canalizar sus pensamientos recurrentes en un ejercicio de autosanación. A estos pensamientos los denomina zumbidos.

Estructura de un zumbido abarca un proceso largo desde una reflexión personal sobre cuestiones y temáticas que afectan a su generación, como son la diversidad sexual, el género o la salud mental, consiguiendo de este modo provocar en el espectador distintos interrogantes sobre la identidad y la experiencia humana. Ovejero habla de los ecos del trauma y del pasado que resuenan y componen su mapa emocional, que descompone y resignifica en lo profundo de su identidad. Profundiza en el surrealismo y lo simbólico, entrelazando los límites de la anatomía y la introspección emocional. Su obra está marcada por una exploración inquebrantable de la forma humana, a menudo presentada de una manera fragmentada y distorsionada que invita al espectador a un espacio de contemplación e inquietud.