Santiago de Compostela es una ciudad que mantiene como pocas la relación con el entorno natural. Desde casi cualquier punto de la ciudad se abren perspectivas que descubren las verdes masas de arbolado de los parques urbanos, o los prados y colinas de las proximidades.

Santiago se asienta entre dos montes principales, el monte Pedroso y el monte Viso y está conformada por una serie de colinas que continúan también en los alrededores, elevaciones que sirven de miradores naturales sobre el núcleo urbano y la omnipresente Catedral.

Dos pequeños ríos, el Sar y el Sarela, circundan la ciudad. Los senderos que discurren por sus riberas, otrora cubiertas de molinos fluviales y de tradicionales fábricas de curtidos, junto con los que recorren el parque forestal del monte Pedroso, los diversos Caminos de Santiago y las restantes sendas rurales, conforman una red de agradables paseos naturales a los que se llega fácilmente andando desde  el centro de la ciudad.

En cuanto a los parques y espacios verdes, habla por si misma la superficie dedicada a ese uso: un total de 5 millones de metros cuadrados, lo que supone una media de 50 m2 por habitante, superior al promedio europeo, que hace de Santiago una ciudad de gran calidad ambiental y paisajística que ha recibido múltiples reconocimientos medioambientales.

Pero Santiago es mucho más que su núcleo urbano: la superficie municipal total es de 223 km2, que incluyen 29 parroquias rurales. El municipio santiagués se integra en la llamada Área de Santiago, regada por dos de los principales ríos gallegos, el Tambre y el Ulla -famosos por sus truchas, escalos y salmones-, muy aptos para la práctica de múltiples deportes de río, y con estupendas playas fluviales y áreas recreativas a menos de 15 minutos de la ciudad.

Santiago de Compostela, capital de Galicia, está muy bien comunicada con todo este territorio de incontables ríos, destacables espacios de interés natural y casi dos mil km de costa, divididos en dos mares bien distintos: las tranquilas rías, de aguas serenas muy productivas, y el océano abierto.

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