La ciudad celebra con intensidad la noche del día más largo del año, la víspera de San Juan. Todos los barrios se llenan de hogueras o 'cacharelas', con las que los vecinos intentan ahuyentar a las 'meigas' y a los malos espíritus en el solsticio de verano. Cada barrio compite a ver quién hace una hoguera más alta, y cuando sólo quedan unas brasas, muy de madrugada, todo el mundo la salta, al menos tres veces, para tener buena suerte. Es tradición cenar sardinas asadas o chorizos hechos al calor de la hoguera.